jueves, 7 de diciembre de 2006

Cosa de Suerte

¿A quién no le ha pasado que, pese a todo el esfuerzo que uno pone para lograr algo, todo se eche a perder por azar?

Y por el contrario ¿A quién no le ha pasado que en algún momento la suerte nos brinda una oportunidad sin precedentes?

A veces para ganar y otras para perder. Tantos factores impredecibles que actúan sobre nuestras vidas y nuestras acciones nos hacen parecer que viajamos a la deriva en el desorden cósmico del universo.

Suerte, Azar y Casualidad son conceptos sumamente parecidos a excepción de la subjetividad con que se pueden usar estos términos.


Casualidad es una combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Azar por su parte se dice de una casualidad pero asociada a una desgracia y Suerte es la misma cadena de sucesos fortuitos pero mayormente favorables.

Da la impresión que el concepto de Casualidad es el término medio y objetivo de la Suerte y el Azar.

De esta manera podríamos pensar que la vida nos plantea una constante lotería en la cual nosotros somos uno más de los factores desconocidos que completan una cadena fortuita y cruel, tal como lo menciona Borges en su cuento “La Lotería de Babilonia” ( Ficciones ). O tal vez con una serie de sucesos aislados en donde nada está relacionado con nada y todo fluye por casualidad en un juego donde unos salen ganando y otros perdiendo. En pocas palabras: El Destino.

La Suerte (el Azar o la Casualidad) es la antítesis de una expectativa razonable. Se manifiesta ella misma de la forma más llamativa en situaciones contraindicadas, acontecimientos que son sorprendentes porque se oponen a todo tipo de previsión plausible. Algunos de los ejemplos fundamentales de sucesos que deberían sorprendernos son aquellos que están fuera de nuestro control y aquellos cuya eventualidad es inherentemente azarosa.

La suerte crece entre la probabilidad y la realidad, entre lo que se puede esperar razonablemente (lo que por lógica debería ocurrir) y lo que realmente ocurre. Cuando ambos coinciden, la suerte desaparece. Ahora, cuando la realidad está en desacuerdo con una expectativa razonable, entonces, la suerte, ya sea buena o mala, entra en escena.

De todas formas la casualidad es una combinación de circunstancias o una cadena de sucesos. Si vemos la base de este concepto tal vez podríamos cambiar el concepto de casualidad por el de causalidad, concepto más certero ya que un juego de causas y efectos iría relacionando los hechos de modo que la existencia sería una larga cadena donde cada eslabón tiene su sentido propio y de unión con el eslabón que le precede al igual con el que le sigue.

Es decir, no hay hechos casuales. Todo viene de algo y se dirige hacia alguna parte. La ciencia, inteligentemente, busca el “por qué” de los fenómenos que nos rodean. Hay explicaciones para muchos fenómenos de la naturaleza pero cuando uno se topa con el misterio, cuando faltan explicaciones parece fácil caer en la suerte o casualidad antes de conceder la presencia latente de una ley causal que aún no se desentraña.

Pero dónde está el límite de lo casual y lo causal. ¿Cómo adquirimos poder sobre el azar?

Según mi perspectiva la respuesta está en el conocimiento y el aprendizaje.

El reconocer las situaciones y cómo sacarles el debido provecho. El cómo soportar una jugarreta adversa o inesperada en la vida. A cómo sobreponerse y a cómo detectar los rayos de luz que de pronto se asoman alrededor.

Un acontecimiento feliz o infeliz puede ser un asunto de suerte desde el punto de vista del receptor, pero yo estoy convencido de que la mayoría de las cosas buenas que nos pasan son fruto de nuestra habilidad y esfuerzo, mientras que la mayor parte de lo malo que nos ocurre lo podemos achacar a nuestros defectos. En definitiva, somos mayormente responsables de los que nos pasa. Los casos excepcionales existen pero, como se dice, a la suerte hay que buscarla y mientras mejor nos preparemos en esta vida es más probable que nos vaya bien.


lunes, 4 de diciembre de 2006

Carpe Diem

La conocida frase en latín "Carpe diem" (aprovecha el día) consiste en una invitación a disfrutar del presente sin preocuparse del futuro.

La formulación "carpe diem" aparece por primera vez en Horacio:

"dum loquimur, fugerit invida aetas.
carpe diem, quam minimum credula postero."

Horacio, Odas, I, 11, 7-8

(Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo.
Aprovecha el día, y no confíes lo más mínimo en el mañana)


La primera vez que oí esta frase fue en la aclamada película de Peter Weir "La Sociedad de los Poetas Muertos" y desde ese momento la hice mía. Una cita memorable de la película:

"El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante. Lo que no significa alocadamente, sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro, examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida."

Nada más que hacer extensiva la invitación a mis eventuales lectores, ya que no hace nada de mal el replantearse en cómo disfrutamos cada uno con la vida y con los hechos que nos han tocado.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Ucronía Chile

Últimamente esta palabra ha dado vueltas dentro de mis conceptos literarios aprendidos, gracias a un grupo de amigos conocidos en el foro de TauZero, el más importante e-zine de ciencia ficción de nuestro país.

Para conocer un poco, la palabra ucronía es utilizada para referirse a aquellas historias cuya base argumental está tomada de la realidad pero dando por supuestos hechos no sucedidos. Básicamente, una ucronía es la respuesta a la pregunta: ¿qué hubiera pasado si...?.

En fin, una palabra que no solo me ha servido de inspiración a mi, sino a un grupo de autores chilenos que han sacado adelante un proyecto llamado Ucronía Chile cuyo objetivo principal es reescribir la historia de este país contestando la pregunta planteada por esta palabra.

Así que, siguiendo el ejemplo de estos blogueros, he escrito mi propio aporte para este proyecto y se llama Concesión Pública y fue publicado gracias a Jorge Baradit autor del alucinante libro Ygdrasil, uno de los grandes aciertos de la ciencia ficción y el cyberpunk chileno de los últimos tiempos (Gracias man!).

Leer aquí "Concesión Pública" de MTM.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Leyenda del Hombre Sombra - Capítulo I

No hay nada mejor que contemplar la luna en
una noche despejada, con un poco de frío,
oscuridad y solamente tú a mi lado.


La oscuridad de la noche todo lo envuelve. En la roca Tortuga otra vez el mismo hombre se sienta a observar la inmensidad del universo. Muchas generaciones lo han visto pasar, pero nadie sabe quién es. Solo la Tortuga.

Los antiguos moradores de la tierra siempre cuentan con entusiasmo la historia de este ser extraño pero, aún para ellos, sigue siendo una leyenda.

Todas las noches llega , vestido con largos y viejos ropajes, con un sombrero negro que oscurece aún más el rostro que nadie jamás ha visto. Contempla el cielo toda la noche. Escribe y dibuja en su pequeña libreta acompañado solo por la Tortuga.

Jamás ha sido visto a la luz del día, y pocos son los que lo han visto de noche. La gente le teme a lo desconocido y jamás nadie se le acerca. Dicen que es el espíritu de algún antiguo poeta que aún no se cansa de escribir. Dicen que solo es un viejo ermitaño que no quiere saber nada del mundo. Incluso se dice que es el mismísimo demonio urdiendo algunos de sus perversos juegos… pero nadie lo conoce.


Lo que es innegable es que la sombra, como le llaman algunos, aparece esporádicamente en la roca hace ya un par de generaciones.


***


Ha llegado la noche y la sombra ha llegado con ella. Una vez más se alza esta extraña silueta en la Tortuga de piedra invadiendo esos húmedos y casi inaccesibles parajes. El musgo ha trepado por los árboles y por las rocas. Solo el ruido que produce el estero y algunos animales nocturnos rompen aquel infinito silencio y esa enorme tranquilidad que envuelve el lugar.

-Buenas noches Tortuga –saluda atentamente el hombre.
-Buenas noches –responde también con mucha cortesía- ¿ahora te has animado a salir con la luz del sol?.
-No… prefiero nuevamente observar las estrellas junto a ti, ¿me lo permites?.
-Siempre serás mi mejor compañía.

De un solo salto el hombre llega a la cima de la roca y se sienta apoyado en el único árbol que hay junto a ésta. Saca su viejo cuaderno y hace unas cuantas líneas con una extraña pluma.

-Mira! Ha nacido otra estrella –comenta la silueta sin rostro y continúa con sus anotaciones.

Tortuga se quedó callado en ese momento. Es uno de los pocos que sabe de los sufrimientos que este hombre oculta. Sabe que la soledad lo atormenta tanto como la compañía. Hace mucho tiempo que se ha exiliado del mundo asumiendo la pesada carga de su desconocida condición.

-Mañana saldrás de día –murmuró el coloso de piedra.
-No puedo… -responde la sombra manifestando cierto temor.
-Tu condición no necesariamente es una maldición y lo sabes.
-Tú al menos has elegido ser de piedra, Tortuga… yo no tengo ese privilegio.
-El Dominador… -Tortuga se detuvo en un suspiro para replantear sus palabras- …el universo tiene un plan para todos. Yo solo espero el mío.

El sol se disponía a salir. La Tortuga es de roca nuevamente y el hombre oscuro se comienza a sumergir en la sombra del único árbol que hay a su lado como si fuera un espeso mar de brea.

Leer el Capítulo II



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miércoles, 15 de noviembre de 2006

Ucronía de Labios


"Me deslicé por el borde de sus labios.
Bebía su agua-miel embriagándome con delicadeza.
Cada vez más.
Volé alto cuestionando el tiempo.
Rogando por una ucronía con sus besos.
Hacerlos míos para siempre.
Vivir esos minutos eternamente.
Vivir al límite de la suavidad de su piel.
Como lo había deseado en aquellas noches de caricias
donde huíamos de nuestro fuego innato.
De nuestro amor.

Nos liberamos de esta tierra.
De este cielo.
De este universo...
Nos besamos un par de minutos infinitos.
Soñábamos con una vida feliz
mientras las lenguas se entrelazaban lentamente...
acariciándose...
poseyéndose bajo la oscuridad de los párpados cómplices
que no dejaban ver la hermosa locura
que se desarrollaba en medio del cosmos.

Enredamos nuestras almas.
Buceamos en aguas luminosas.
Nos elevamos al cielo
y fugazmente caímos al suelo
convertidos en fuego, luz y nieve."